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Franca Sozzani- El pilar de Vogue Italia

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MILÁN – No es fácil seguirle el ritmo a Franca Sozzani. Sus trepidantes e ingeniosas conversaciones y sus rápidas ocurrencias se hacen eco de su papel como editora en jefe de Vogue Italia. Y sus esfuerzos humanitarios – como embajadora de Buena Voluntad para Fashion 4 Development y embajadora de la ONU contra el hambre – son prueba de que simplemente desempeñar un trabajo de 9 a 5 no encajaría con su energía.

El esfuerzo más reciente de Sozzani es diseñar un departamento en Zúrich como parte del proyecto “Design Scouting Talents”. Sus honorarios los destinará a una beca en apoyo de nuevo talento en el diseño y la arquitectura; siempre una prioridad para la editora. Su revista ha estado apoyando la búsqueda de talento Who’s On Next en Milán durante años, entre otras iniciativas.

Sozzani habla sobre el talento, las revistas y más.

P: ¿Cómo ha evolucionado el elemento visual desde que usted empezó en Vogue Italia y cuán importante es en comparación con la palabra escrita?

R: Va del 40 al 100 por ciento. Piense en Instagram. El periodismo seguirá existiendo, pero la comunicación ahora es visual. Esta es una decisión que tomé hace 26 años cuando me uní a la revista. Vogue estaba en italiano, pero yo quería hablarle a todos, así que pensé en crear imágenes que fueran hechas para hablar. Hoy es normal. Las fotos acostumbraban ser apoyo para el texto, pero le dimos vuelta a las cosas, reduciendo las palabras al mínimo. Cuando lancé nuestro sitio hace unos cinco años, ya había iniciado este proceso en papel. Ahora estamos creando un enorme portafolio de fotos; hemos subido dos millones de fotos y tenemos a tres personas que las revisan. Hemos creado una comunidad y estas imágenes perdurarán en exhibiciones, tarjetas postales, proyecciones. Les ayudamos a obtener más exposición. Instagram ya funciona como una selección. Es mi curiosidad por el mundo de los jóvenes, lo que hacen, lo que compran.

P: ¿Cómo ve el frenesí de actividad digital hoy en día?

R: Escribo mi blog cada día [en vogue.it]. Las redes sociales son fundamentales para comunicarse y comprender lo que sucede en el mundo. Es un punto de vista y un comentario inmediato. Lo que me preocupa es que, ahora, la comunicación es virtual. En cuanto a Instagram, sigo a unas 100 personas, pero no estoy interesada en lo que un diseñador está haciendo o lo que un amigo de un amigo está haciendo. Subo mis fotos en Instagram.

P: Las revistas están encontrando su rumbo conforme compiten con el avance de los medios y la comunicación digitales. ¿Cuál es su opinión sobre el tema?

R: Ha habido una selección. Lo que sucedió fue causado por el Internet, pero afectó más a las revistas, semanarios y diarios funcionales. [Ayudarle a uno en] cómo usar el maquillaje, a dónde ir, ha perdido su valor. Uno simplemente da clic y recibe 18,000 capturas de pantalla sobre cómo aplicar el lápiz labial, por ejemplo. Vogue no es una revista práctica. Ofrece sensaciones, sentimientos, estados de ánimo.

Uno puede buscar “corazón” y recibir 100,000 voces, pero lentamente las que están al final ya no son creíbles, de manera que habrá una selección de sitios web también. La credibilidad es una obligación. Piense en todos esos blogueros que nos aniquilan con fotos fuera de las exhibiciones; también ahí habrá una selección. No porque algunos sean menos buenos, sino que aquellos que no imponen un estilo tendrán menos solicitudes. Instagram ha existido ¿por cuánto tiempo, quizá un par de años? Ya ha cerrado algunos blogs pequeños; es un coleccionista de otros y de los más seguidos. Imagino que esta selección adicional tendrá lugar en los próximos dos años. Va a ser muy rápido.

                                                                                           

P: ¿Qué piensa de la semana de la moda de cinco días en Milán?

R: Carecemos de una organización que apoye a la semana de la moda. La semana de la moda de cinco días muestra una falta de visión y que no somos capaces de inspirar respeto. No estoy diciendo que sea la culpa de alguien en particular; es nuestra culpa. Tenemos la concentración de marcas más alta. ¿Cómo podemos dar cabida a todos en cuatro o cinco días? En Nueva York, hay entre cuatro y seis grandes diseñadores, y las exhibiciones duran una semana. Hay algo mal aquí. No podemos soportarlo. Aceptan nuestros anuncios, ¿no es cierto? ¿Por qué no quieren permanecer más tiempo en Milán? ¿Por qué tenemos que obedecer? Tenemos las marcas más hermosas; son italianas.

P: Varios ejecutivos han asumido la tarea de mejorar la semana de la moda, incluidos Patrizio Bertelli de Prada o Gildo Zegna, por ejemplo.

R: Sí, pero son individuos que están súper ocupados, viajando todo el tiempo. No se puede pensar que tendrán el tiempo para asistir a todas las reuniones. Sin embargo, fue una señal grandiosa.

P: La Noche de la Moda se celebró la noche anterior al primer día de exhibiciones. Ha decidido continuar celebrando este evento, aunque otros no.

R: Es solo una ciudad la que ha decidido que no [Nueva York]. Yo trato de renovar y crear algo nuevo cada vez. Uno puede cansarse de cualquier cosa; todo se vuelve viejo. Pero yo quiero dar a las personas la posibilidad de compartir una fiesta de Vogue. Corresponde a las marcas participar, hacer el evento interesante. Estoy satisfecha, pero es importante nunca parar.

P: También está involucrada con varias actividades humanitarias.

R: Sí, todo sucedió por casualidad, en un viaje. Yo estaba haciendo el Ejemplar Negro en 2006 y luego fui a África para Uomo Vogue. He trabajado con Gucci y Fendi, comprometidas con crear empleos. Cincuenta por ciento de esos anuncios se destinan a organizaciones no gubernamentales en África. [Nelson] Mandela estuvo en la portada, eso ayudó a crear la atención. Empecé abordando una serie de problemas de los que nunca me había ocupado yo misma: agua, producción, empleo. Estoy aprendiendo. Se pueden hacer tantas cosas. Sin embargo, no me siento culpable de vivir bien aquí. La moda siempre ha sido muy generosa. Piense en lo que ha hecho para curar el sida. El desafío es hacer crecer a las economía locales en esos países. Hay diseñadores ahí; tenemos que pensar en la producción. No estoy cambiando a África. Pero si todos hacemos algo juntos . Tenemos que conocer nuestros límites. No tengo la pretensión de que puedo cambiar al mundo. Y no quiero montar eventos [para recaudar dinero]. Porque ¿qué sucede si al año siguiente no tienen un evento? ¿No comerán?

P: ¿Cuáles son sus planes e ideas para Vogue en adelante?

R: Nunca programo nada. Decido en el último minuto. Percibo lo que está en el aire. Me dejo llevar por mi instinto.

 

Escrito por:

Luisa Zargani

WWD/Condé Nast Publications

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